Suela de esparto,
piel de lagarto,
solera, luz y espera.
Campesino, tu paso
es huella en mi plato,
y tu trabajo
merece un cálido aplauso.
Años atrás
empezaste a andar
por los surcos del campo,
por el encinar,
por las viñas que disfrazan su vino
con aromas de rosa y azahar.
Bebiste enseñanzas de antepasados,
colonos agrestes ya sin identidad.
Revives hoy, adusto percibes
que eres el amo del mundo
y que del mundo, poco recibes.
miércoles, febrero 18, 2009
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