lunes, octubre 05, 2009

El señor Leer la señora Lectura y su prole de noble estructura





Han tenido familia Leer

y su esposa Lectura,

les crecen sus hijos Lector y Lectora

y cuando es domingo vienen a comer

los primos mellizos Leamos y Leemos,

que gustan del silencio y del bienestar

de tan confortable espacio singular.



Llegan por la tarde a merendar

Leeremos y Leímos,

sus más entrañables vecinos

que saben disfrutar de ser tan amigos.



Cuando la noche se adueña del hogar

todos se ponen a bailar

y así la fiesta entre letras y libros

y legajos y papiros y manuscritos

se convierte en un gran festival.



Llegan entonces los ogros, las brujas,

las hadas, los monstruos,

llegan impresores de la antigüedad.

Llegan sirenas y habitantes de las cabañas,

los duendes de villas en ruinas,

los seres que viven en el fondo del mar,

los sabios, algunos alquimistas,

y momias egipcias que han conseguido resucitar.



Pasan veinticuatro años

y nacen los nietecillos;

son trillizos los niños.

Se llaman Lectorcillos.



Lectorcillo primero

se prepara para ser bombero.



Lectorcillo segundo

no cursa estudios y será vagabundo.



Lectorcillo tercero

aunque estudia derecho será torero.



Las fiestas de los domingos

adquieren ahora un nuevo matiz

renovando visitas

al celebrar tan fastuoso festín.



Frecuentan el baile

fantasmas y frailes,

astronautas y ministros del aire,

clarinetistas y payasos de cuatro brazos.



Danzan astronautas y nobles

que usan bisoñé.

Danzan damas de cuello fino,

y grullas damiselas en suelos de parquet.








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